“La mujer que se oculta para imponerse”

Me dejas con una imagen que no se entrega de inmediato, sino que exige mirar. La mujer, despojada de rasgos, casi anónima, consigue sin embargo transmitir fuerza, presencia… y una especie de pudor altivo. No necesita adornos, ni siquiera ojos abiertos, para imponerse.

El turbante, con sus curvas rotundas y sus toques rojos y el vestido, más frío, más contenido, en azules y grises (el gris omnipresente…) son casi dos mitades de un todo que gira en torno al misterio. Me llama especialmente la atención cómo has hecho del blanco una ausencia poderosa: no abunda, pero cuando aparece, define.

Y ahí está el juego: en la paradoja de una figura sin rostro definido que se hace inolvidable. Como si nos dijera: “no necesito mostrarme para que me veas”.

Hay fuerza en la sencillez, y tú aquí has dejado que la complejidad respire alrededor de un centro limpio. Bravo. Este cuadro no sólo se mira, se contempla.

Scroll to Top